Muy mala atención por parte del mesero y luego del gerente (asumo yo). Fuimos un grupo de tres a tomarnos unos cafes y charlar. El mesero tardo una eternidad en atendernos, y su actitud deja mucho que pedir. Al tomar nuestra orden, el mesero mandó al gerente a nuestra mesa. Querían que pidieramos algo más aparte de cafes, y estaban dispuestos a usar bullying para que les hicieramos caso. Perdí la cuenta de cuantas veces tuve que repetirle al gerente que solo queríamos los cafes, gracias. Con mala cara y una actitud muy patán finalmente se fue, pero nos dejó con muy mala impresión y yo al final ni me tomé el café por miedo que le hubieran escupido. El cliente está en todo su derecho a pedir lo que quiere del menú, y nada excusa la actitud de ese trabajador. Si hubiera una fila interminable de personas esperando por una mesa, quizas entendería un poco la situación, pero ese lugar ni lleno estaba. Nunca regresaré, y es una lástima porque me hubiera gustado probar la comida.