El lugar es bastante tranquilo, la decoración es sencilla y tienen mesas tradicionales. Y vamos con el servicio, es triste decir que en estos tiempos todavía el servicio al cliente sea tan pobre. Llegando a la mesa nadie nos recibe mientras que la camarera se queda conversando y ni caso nos hace. Como el lugar estaba vacío nos sentamos en cualquier mesa y casualmente esa mesa estaba algo sucia de alguna salsa (pero no se notaba por el color de la mesa) y nos manchamos la ropa sin darnos cuenta y le dijimos a la camarera y la excusa fue que habiento tantas mesas nos sentamos en esa en específico, osea que la culpa era nuestra que la mesa estuviera sucia. En fin, deberían mejorar el servicio o por muy buena comida que tengan dejara un mal sabor por ese servicio.