El patio de este Xawarma es grande y bonito, te hace sentir como en otro lugar. Además, tienen una cancha para jugar bolas criollas lo cual me pareció bien chévere y diferente. La comida es rica y tienen cerveza y sidra artesanal. Pedimos kebab de pollo y falafel para compartir. Mi única crítica fue que demoraron demasiado en traernos los platos.