Llegué por casualidad y me encantó. Local cómodo, sin pretensiones, y la comida exquisita. Las porciones más que perfectas para que nadie quede con hambre. El arroz de jazmín Deliciosos con esas tajadas escondidas. Las mazorcas para lamerse los dedos. El pollo asado muy bueno, jugoso y tierno. Regreso en la semana