Es un lugar simpático. Son creativos con la comida e intentan decorarla, aunque en cuanto a sabor y calidad pueden mejorar. En otras palabras, se enfocan más en la estética y apariencia de los platos que en la comida, lo que resulta en errores. Por ejemplo, pedimos las ostras de entrada. Estaban servidas en un plato con pequeñas pierdas, simulando el mar, pero no tenían hielo para mantener la ostra fría. Como resultado, estaban algo calientes, cuando sabemos que se deben comer frías. De plato fuerte pedí los gnocchis con salmón. Estaban buenos, sin embargo debí haber pedido el New York Steak, que se veía sustancial. De postre pedimos el cheesecake con base de chocolate. Este sí me gustó mucho. Como conclusión, es un lugar ideal para tomar fotos y comer postre; no tanto para mariscos.

•