Fuimos a cenar pero el lugar es más para ir por unos tragos, llegamos a las 7 pedimos mesa en él área del piano y nos ubicaron en la entrada con todo el ruido de los meseros en la barra, hacia carlos pues tenían la puerta abierta. Finalmente solo pedimos entradas y todo delicioso, la tortilla española buenísima y las croquetas de serrano igual. Volvería pero para unos tragos y a escuchar el pianista que nunca pudimos ver.