¡Qué cocina tan exquisita! Todo lo que comimos estuvo deliciosamente elaborado. La menestra con pasta y la bruscetta, excelente. Pero el ossobuco.... manjar de dioses, servido sobre un risotto en su punto. La decoración muy conseguida, tremendamente acogedora. La carta de vinos es bien extensa, pero lo que cuestan las botellas es igualmente "extenso". Si ajustaran un poco los precios, probablemente servirían más vino. Y muchos más comensales acudirían a disfrutar sus platos con buenos caldos que no les resultara tan dificil de pagar, pues han de entender que a veces uno prefiere comer en casa disfrutando de un buen tinto a precio razonable con un plato corriente, que tener en frente una comida excelente que no se puede regar con un vino de igual calidad.