Sucaro Cafe fue una sorpresa maravillosa para nosotros. Estábamos buscando un almuerzo rápido y Sucaro Cafe superó nuestras expectativas. Pedimos piadinas, calentados, y los disfrutamos muchísimo. El relleno que elegimos incluía prosciutto, queso, tomate, rúcula y vinagre balsámico. Las piadinas contenían una deliciosa combinación de sabores: una explosión de dulzura del vinagre balsámico y tomates asados, picante de la rúcula y salado del prosciutto. Y el pan que envolvía los rellenos era crujiente y ligero con un toque de dulzura. El tamaño de la porción era bastante grande. De postre probamos el strudel de manzana y uno alfajore. Las manzanas fueron la estrella del strudel con solo un toque de dulzura adicional. La masa también estaba muy hojaldrada. El alfajore estaba justo a la medida. La galleta estaba bastante grande, pero estaba demasiado seca y quebradiza, y en mi opinión, había demasiado relleno en la galleta. El espresso estaba bien hecho. Es un lugar pequeño con solo unas pocas mesas adentro y afuera. El servicio fue rápido.