Un buen ambiente tranquilo y cálido adecuado a su entorno de la época con los muros y arcos originales del convento original con una mirada a su patio central da ese toque de relajación y verde. Sus platos son un toque de explosión al paladar entre una mezcla criolla, aromas de especias y sabores resaltados. Es mi primera visita y creo no será la última tengo otros platos para probar. En esta ocasión pedí: las carimañolas de pato, le ropa vieja, el risotto de hongo con chicharon y el pollo tandori
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