Es el restaurante más sobrevalorado de Panamá. No tienen personal suficiente y el que tienen parecen esstar peleados con la vida. El servicio es lerdísimo y muy desatento. Comí atorado porque el agua parece que viene en cuotas. Nunca me trajeron servilletas ni picante. La cajera habla mal de meseros con otros meseros delante del cliente. No solo les falta personal, sino seria capacitación en atención al cliente. Las mesas, le paso un servilleta y están sucias. Muy desagradable. Y uno es acosado por vendedores ambulantes. Si no fuera por un antojo no hubiera ido, y no regresaré jamás. TOMEN NOTA