El servicio es muy atento y las áreas son muy limpias. Comi la jalea de mariscos para compartir como entrada y ají de pollo como plato fuerte. Ambos muy ricos y a precios muy accesibles. También probe el suspiro peruano y la verdad es que demasiado dulce para mí gusto, así que si te gustan los postres pero no quieres quedar empalago, recomiendo que escojas algo aparte del suspiro. Mi queja sería más que todo que no hay suficientes estacionamientos (o por lo menos cuando yo asistí)