Delicioso ambiente, distinguido e informal lleno de plantas y luz. Me gustó el sabor del emparedado de pollo y las papas fritas (tienen ajo). El menú es bastante pequeño, exclusivo y rotativo, por lo cual hay unas cuantas opciones cada vez. La atención del personal es cálida y colaboradora y te hacen sentir en casa desde que te paras frente a la entrada hasta que te retiras. Además me prepararon un coctel de lindo aire navideño.