Excelente lugar, súper acogedor. Los meseros son muy amables, nos atendió una chica cubana muy linda. Probamos el tartar de atún (no te puedes ir sin pedirlo), unas croquetas y un ceviche frito de entrada y de plato fuerte un arroz con langosta, todo fue 10/10. El postre fue sugerencia del dueño, no recuerdo el nombre pero fue un tipo de bizcocho tipo el Creme Brulee con helado de vainilla y fue de otro mundo. Sin dudas vuelvo a ir.