Visité el lugar, sin mayores pretensiones, considerando el precio que publicitan. El lugar está cool para parquear, cpnversar y desestresarte con tus pasieros tomando algunos coctelitos y picando li que prefieras del menú que, de cualquier forma, es un poco reducido. Empecé ppidiendo unos tequeños y un mojito de fresa. En cuestión de pocos minutos me trajeron la ración de 3 tequeños que estaban fríos y cauchosos y, en lugar de mojito, me trajeron una margarita de fresa (no corregí el error) que estaba solo bien. Luego pedí alitas que se acompañan de salsa (barbacoa o búfalo) las cuales, tampoco tardaron nada, pero sí estaban calientes, de buen tamaño y ricas. Ahora fue el turno del mojito de maracuyá que está muy bueno y luego uno de fresa que estuvo aún mejor. La ración de canastitas correponde a 3 pataconcitos rellenos, a tu elección, por carne y queso o pollo y queso. Escogí la de pollo y estuvo bastante bien. La música debe ponerse a un volumen menor. El lugar es súper concurrido. Hasta había fila para entrar. La atención fue divertida, jovial y oportuna. No te llevarán comida gourmet, kosher, ni nada de eso, pero tampoco es de mala calidad. Se come bien , se bebe bien y se pasa bien.

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