Me encantó la decoración del lugar, el ambiente bastante relajado por ser día de semana, la atención muy esmerada y orientada al detalle. La comida deliciosa, pedimos cacerola de Chivo, berenjena rellena de pescado (muy diferente a la que había comido en otros restaurantes chinos) y fondue Gran Yong que es de marisco, muy rico y diferente, el caldo muy suave y agradable. Si tuviera que decir lo único que no me gustó pero que no está mal, es que el té de Jasmin no es cortesía. Regresaré a probar otros platos, el menú es extenso y variado.