Fui con mi esposo un domingo en la noche. Tuvimos que esperar como 10 minutos para que nos recibieran y ubicaran en una mesa. Seguido, esperamos otros 15 minutos para que llegara una salonera a atendernos. Pedimos unos rollos vietnamitas, una sopa de wantón y lo mein de carne. La comida llegó muy rápido, se notaba que fue recalentada. Los sabores eran regulares pero sin frescura. Cuando terminamos, nadie iba a retirar los platos y finalmente cuando pedimos la cuenta, de igual forma se demoraron mucho. La chica nos entregó la cuenta casi de espaldas, sin siquiera mirarnos a la cara. Nos sentimos como si fuésemos bichos raros. Por último, tuvimos que levantarnos para pagar y al final la salonera que no estaba, tenía que cobrarnos. Para colmo tiene el descaro de preguntar si íbamos a dejar propina. Muy mala experiencia. No volveré más, ni mucho menos lo recomendaré.