Fui recomendado por un familiar y la verdad fue una experiencia increíble. Es un restaurante pequeño, es una “ joya escondida “ en San Francisco. El ambiente muy bueno, la atención o servicio por parte de todo su personal, en especial de José, Tomas y el chef Alfredo fue excelente. La comida la catalogó con una sola palabra: WAO. Pedimos: almejas con pulpo ( las mejores que he probado hasta ahora ), la pesca del día que fue una corvina con arroz de queso de cabra ( riquísima ), el Rib Eye ( suavecito y riquísimo), hasta la mantequilla tenía diferentes sabores y especies y de postre un helado con mango y maracuyá. Lo increíble de estas comidas probadas fue el diferente sabor encontrado en cada plato y explicado por el mismo chef. Definitivamente RECOMIENDO este restaurante y voy a regresar para probar sus otros platos.
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