La comida estuvo bien. Carne bien suave. Cervezas bien frías. La sangría no era súper. Atención adentro era al tiempo. Pero en la terraza donde se supone que uno debe disfrutar la vista al mar y alrededor había bastante perros traídos por sus dueños “pet friendly” y uno no pudo pasar bien el tiempo escuchando estos animales ladrando.