Fuimos con altas expectativas debido a los excelentes comentarios que ha recibido el sitio. El estacionamiento es complicado pero tienen a un valet parking para solucionar este inconveniente. Me gusta la ventana que se tiene hacia la cocina, decoración un poco simple y pocas mesas por lo que se recomienda reservar. De entrada el pan gallego, manchego con tomate y el pulpo estuvieron muy ricos. A los cuatro comensales nos gustaron las entradas y sentíamos comenzábamos bien la noche. Al momento de los platos fuertes, el risotto de tinta negra y el atún muy buenos, el tiradito (es una entrada) también rico pero como no llenó, se pidieron las croquetas de ibérico las cuales no me gustaron mucho. Pedimos las croquetas de chocolate de postre con helado de guineo; ni a mi pareja ni a mí nos gustó pero a la otra pareja le parecieron ricas. Siento que al servicio le faltó un poco, mucho descuido con el agua, confundían las bebidas y en una ocasión trajeron dos veces el mismo plato.

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