Tenía mínimo 10 años de no visitar esta sucursal de Tre Scalini, que cuando primero inauguró hace décadas, frecuentaba mucho. ¡Está igualito! Aunque no ha cambiado en nada, que puede o no ser un cumplido, me llamó la atención lo pulcro y bien cuidado que está. El lugar estaba repleto un martes a la 1:30 p.m. La comida buena, el servicio muy amable, atento y eficiente. El parking problemático, aunque tienen valet parking.