Este lugar es de altura para aquellas personas que gusten de la comida hindú y quieran tener una velada especial. Definitivamente uno de los lugares pendientes de visita por mucho tiempo en mi agenda y al fin logro cumplir. Fui con mi familia a almorzar y de entrada pedimos samozas de pollo y de vegetales. Deliciosas y mejores aún si las acompañas con alguna de las salsas de la casa (menta, mango, coco o picante). De esas salsas, todas valen la pena, pero hago especial mención a la de mango y la de menta. Luego de comer ordenamos varios platos, cuyos nombres exactos no recuerdo, pero sé que eran un arroz basmahti amarillo y otro blanco con nueces; orden de lentejas; orden de pescado en salsa; orden de pollo con lentejas; orden de cordero con lentejas y un pan hecho al horno. TODO estuvo riquísimo, y comimos como reyes. El servicio excelente por parte de los meseros: si bien es cierto éramos los únicos en el lugar (llegamos poco antes de las 2:30pm), nos atendieron muy bien y de manera diligente y amable. Los tiempos de espera de las bebidas y los platos fueron realmente rápidos, al punto de que nuestra visita duró cuarenta minutos, desde que nos sentamos hasta que nos fuimos. El ambiente es muy bonito, con decoración alusiva a la India, pero es un poco oscuro. Como dije, no es un lugar para ir todos los días, pero si se es amante de la cocina hindú, este lugar es un must.