Es muy acogedor llegar a esta casita en San Francisco adaptada para recibir comensales, los tonos pastel le dan el toque de tranquilidad para degustar los ricos platillo que preparan; éramos un montón y nos advirtieron q el pedido demoraría… todo estuvo deli, solo insisto q a los Benedictinos le faltó la salsa vernesa y los huevos estaban duros pero normal, pa’la próxima seguramente serán estupendos!