Los restaurantes deben conocer sus límites. Pasé con mi esposa a almorzar el domingo y no me pareció una visita placentera. Llegamos y nos sentamos (el lugar estaba bastante concurrido) y esperamos a ser atendidos. Ordenamos un filete de res con puré y un club sándwich. Cuando pedí el emparedado, el mesero me dijo que estaban demorando bastante los emparedados y me pidió que confirmara si quería mi emparedado. Viendo cómo estaba el lugar, de todas formas acepté. Para nuestra sorpresa, esperábamos que llegara primero el filete de res, pero llegó primero el club sándwich. Y unos 5 minutos después llegó el filete de res. De sabor, ambos estuvieron bastante buenos. Lo único malo a mi parecer es que los precios, a pesar del sabor y la buena porción que se sirve, son bastante altos. El servicio estuvo demorado y algo despistado, aparte del episodio del club sándwich que mencioné antes. Y el ambiente es igual a las demás sucursales, que cuando se llena se escucha mucha bulla. Comida buena a precios exageradamente altos para lo que se obtiene. Creo que pueden haber mejores opciones.