Este lugar fue uno de mis favoritos en la ciudad por mucho tiempo, pero ya no queda ni la sombra de lo que fue. La atención es lenta y deficiente. Para pedir tardamos 20 minutos pues sólo hay una caja y estábamos de segundos. No hay café en el refill, no hay azúcar, no hay jabón en los baños. La comida es estándar y el ambiente es lo que más ha prevalecido. Sugiero que revisen la atención pues la verdad no provoca volver.
1 Me gusta