Fuimos al brunch dominical con amigos. Las opciones son muy interesantes, clásicos de desayuno como los benedictinos, una version del bistec picado pero con entrana, jugos de fruta y otras tantas delicias. La comida estuvo a la altura de las expectativas, en especial los huevos con entraña y los patacones con lomo de cerdo. Me ofrecieron una mimosa de maracuya que estaba deliciosa ademas que refrescante y apropiada para la ocasión. El servicio, un poco desordenado, pero ese sigue siendo mas un tema cultural en Panamá que una particularidad de este u otro restaurante. El ambiente del hotel es muy cálido y acogedor, la decoración ambientada en los anos 20s y 30s esta muy bien lograda. Nos hicieron un tour por el Hotel, pudimos conocer de cerca sus habitaciones y servicios al huésped. Realmente una opción de buen gusto para hospedarse en Panamá.