Tuve la oportunidad de ir a este sitio que solo conocía de vista, para probar un par de platos de su menú. Con otra persona, pedimos dos emparedados: el de pollo con pico de gallo y tocino y el panini cubano. El primero estaba bien jugoso, básicamente por el pico de gallo y el segundo, también estaba rico. Son sencillos, pero lo suficiente para dejar a uno satisfecho. Ambos acompañados con platanitos y para tomar, pedimos dos deliciosos frappés con café. El ambiente es tranquilo y apto para una buena conversación. Precios accesibles y los dulces se ven apetitosos, aunque no pude probar alguno. Se los recomiendo.