Una vez ingresamos percibimos el aroma fuerte de carne roja fresca no degradable particular de una carniceria. Apenas mi esposo y yo nos decidimos la mesa que deseábamos, nos atendieron de una vez y se mantuvieron pendiente de nuestro pedido. La decoración de los platos poco ostentosa pero todo se veía apetitoso. Fue una explosión de sabores desde el primer bocado, lo cual quedará en nuestra memoria gustativa siempre. No va a ser la última vez que los visitemos. Clientes satisfechos ♡.