Pocos restaurantes en la ciudad sirven sopa de pata y rabo encendido, y este es uno de los que siempre los tienen en el menú las 24 horas del día. Fui a almorzar y ordené una sopa de pata, bien espesa como debe de ser, acompañado de pan y mantequilla, exquisito. Cómodos estacionamientos, ambiente limpio, pero el servicio es distraído y poco jovial, tienen que mejorarlo. Volveré por el rabo de res encendido. Recomendado.