He ido muchas veces ya. Los postres griegos son deliciosos, los chocolates siempre agradan ya que todas las semanas te encuentras con diferentes rellenos que a veces no tienen etiquetados, por consiguiente, es una sorpresa cuando los muerdes. Los jugos ricos, el emparedado de salmón bueno, las tiropitas también, hasta la empanada de queso feta y el café son deliciosos. El servicio bastante bueno. Lo malo sucede afuera, donde hay escasos estacionamientos y no a todos nos agrada dejar nuestro carro a un valet parking; y si tienes suerte y encuentras estacionamiento, el guardia de seguridad se pasa de "amable" (tanto, que casi me rompe la manilla de la puerta de mi carro) para que le den propina tipo "bien cuidao" como dijo apropiadamente otro visitante. Incluso a veces se juntan tres y se ponen a lujuriar y a decir tonterías, cosa que incomoda mucho y dan ganas de no volver más. Siempre las mesas están llenas así que pido para llevar.