Clasico del buen comer. Fuimos 3 parejas, una habituè eso incrementa la experiencia. Buen vino italiano (Ruffino), blanco buena propuesta valor (costo/calidad). Entradas albondigas superlativas y varios pescados y mariscos, excelentes. Corvina a la plancha para los dieteticos muy buena, el atun a la bilbaina buenisimo, a pesar de ser de noche no quitó el sueño. Postres 4 leches y flan, agradables. Siempre tranquiliza un local donde los dueños celosamente custodian el salon y la calidad. No hay substituto para restauradores celosos del renombre bien ganado. Es un top of mind, para amigos y asociados de negocios. Familia Martinez Acha, chapeau!