No es la primera vez que asisto pero en esta ocasión salí un poco decepcionada. Fui con mi mamá y ella pidió el arroz Nasi Goreng, el cual estaba salado y no tenía mucho sabor a parte de eso, e incluso a mitad de estar comiendo el plato, en uno de los rollos de huevo que colocan encima del arroz habían trozos de algo color celeste pastel, un color para nada habitual en comida e imposible de atribuir a cualquier ingrediente del arroz. El joven que nos atendió fue muy atento y comprensivo, e incluso habló con su supervisor para retirarnos el arroz de la cuenta, y en general su atención fue excelente, pero la comida en sí nos quitó el apetito. A parte, el lugar tiene un olor muy fuerte característico, a pepino combinado con algún químico fuerte, el cual vuelve poco agradable comer dentro de la parte cerrada del local, y buena parte de la terraza externa le llegaba un olor a basura, por lo que nos sentamos en una mesa que da casi justo con la entrada a la terraza en la parte externa, donde no había olor, pero resultó incómodo tener que buscar tanto por un buen lugar.