La comida es riquísima, y vale lo cuesta. El ambiente es buenísimo, sin embargo los viernes por la noche cuando hay presentaciones (belly dance y dabke) el restaurante es una locura, los pedidos puede que demoren más de lo normal y también el encontrar una mesa sea difícil, por lo que reservar es aconsejable. La atención es muy buena, se nota que el personal sabe de servicio al cliente. Lo mejor es que no solo cuenta con comida libanesa sino que si te animas puedes pedir el menú de comida India para variar. En cuanto a postres, tienen una variedad justa, los típicos postres árabes pero también ofrecen otra carta de postres tradicionales (pastel de chocolate, cheescake, etc), pero es una carta que hay que solicitarle al mesero.