Muy buena comida del sur de Italia servida con mucho cariño e orgullo. El local muy acogedor y con un menu bastante variado. El esposo en la cocina y la señora atendiendo mientras que el bambino juega en una mesita. Negocio familiar que hay que admirar por su dedicación al detalle y a los ingredientes frescos y de calidad. Vale la pena conocerlo. Anímense!