Fue nuestra segunda visita a Mika; la 2era visita fue en abril. El menú ha sido levemente modificado, pero de una manera tan sutil que es casi imperceptible. La oferta gastronómica sigue siendo atractiva. En esta ocasión pedimos el plato del negro Chimbombó - excelente por cierto -, la pasta bolognesa, el beef stroganoff y la sopa de tortilla con unos patacones de acompañamiento. La atención fue impecable y el ambiente me encanta, con la amplitud y decoración.