Increíblemente nunca había visitado este resgaurante, el cual es uno de los más antiguos en la ciudad con una decoración ejecutiva. Aunque su carta exhibe un menú para todos los gustos, la especialidad de la casa son los mariscos. Esta vez participamos en un meetup y la pasamos increíble, los meseros siempre pendientes y disfrutamos de música en vivo. Resalto los calamares con queso manchego, el tamal de olla con langostinos y de postre el tiramisú con bayles. Acompañamos cada plato con vinos Los Haroldos, muy buena elección. Lo recomiendo y volveré!!

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