Había visto muchas veces el letrero de este sitio y su ubicación en un 2do piso siempre me pareció rara. Me invitaron a cenar al lugar, ya que esta persona recordaba un excelente restaurante clásico con buena comida, pero yo coincido con otros comentarios y quién me invito también, ya que realmente parece que uno se trasladara al pasado y no de una manera positiva, simplemente parece que renuevan el mobiliario hace un siglo, ni las alfombras, ni los clientes que en su mayoría tenían cabelleras blancas.... aun así decidí tener fe en la comida, la cual no puede decir que fue mala, pero si normal. El servicio muy atento, aunque pedí mis calamares rellenos para llevar ya que casi no toque mi plato y jamás lo trajeron. Lo único salvable del sitio y que evito que saliera corriendo, fue el amable señor que estaba tocando un órgano para tratar de amenizar el ambiente...pero en mi caso yo no regresaría.