Inesperadamente me topé con este restaurante entre el desorden que hay en el “Freeway” en la entrada a Diablo. Entre talleres y ferreterías se encuentra este pequeño oasis. Limpio, cómodo, sin pretenciones. El plato del día cuesta B/.5.00. Una ensalada fresca de pepinos y lechugas y de plato principal un pollo a la Provenzal acompañado de pasta (o arroz) y tomates asados. Esto acompañado de una chicha de naranja. Relación calidad-precio: #1. Un poco oscuro y no bien acabado el local.