Nos sentimos muy tristes por la calidad de los platos. De entrada, el cocodrilo que estaba bastante bien. De plato fuerte, el pulpo estaba literalmente chicloso y duro, sobre una cama de habas en salsa como la de “pork and beans” que en breve empalagaba. Dejé medio plato o más. Corvina en salsa de tamarindo con sabor muy mariscoso (no estaba fresco el pescado); mi esposa dejó más de medio plato. Postre: 4 leches bastante insípido. El descorche de mi botella de vino: $20. Es una lástima que en un hotel tan fino y hermoso, la cocina no compagine. Sin embargo, el desayuno buffet en la mañaba estaba Clase A!