Fui en una ocasión con amigos y me gustó bastante. Lo que más me llamó la atención fue la “pifia” de tener la cocina a la vista del público, lo cual te garantiza la limpieza y manejo de las comidas de forma correcta (se nota el esmero en mantenerla limpia - lo que para mi es un plus grandísimo). Los platos son buenísimos, pedimos: el plato de pulpo, chicharrones, conejo y otros dos que no recuerdo. Se dedican mucho a la presentación, lo cual me parece fundamental. Las porciones son un tanto pequeñas - para que un adulto quedase satisfecho tendría que pedir 3 o 4 platos. Pero definitivamente que el concepto de sabores en los platos son premium. Pienso que sería más bien un lugar para picar y tomarte algo con los amigos, que un restaurante de ir a comer propiamente.