Tenía mucho tiempo de no ir, volví y me lleve una grata sorpresa, comida americana pero con buena calidad, porciones generosas, platos sustanciosos, un menú muy variado, el pollo frito y asado, sus waffles y malteadas si a eso le sumas una gran sonrisa y esmero de su personal, y un lugar muy iluminado con toques de los 50, el resultado es una velada divertida.