Este lugar me sorprendió. Fuimos con un grupo grande y el servicio estuvo muy bien. El ambiente es agradable. Es un lugar pequeño, pero acogedor. Hay una barra larga con la cocina abierta. Pedimos varias entradas para compartir: chicharrones, tiradito y arroz con pifia (ultra rico!). De platos fuertes probamos pescado, pato y un guacho de langosta. El guacho me pareció increíble! Es una interpretación bastante ingeniosa. De postres compartimos pie de limón, helado de ron Abuelo y una inspiración de helado con galleta María. Todos muy buenos! Debemos regresar por el menú de degustación!