Fino, elegante, delicado, exquisito...son algunos de los adjetivos que le daría a este restaurante. Los sentidos son atacados apenas entras en contacto con su ambiente y música chic, su servicio impecable, sus aromas y sabores que enamoran. Probamos unos rollos, el Kobe on the Stone y el Brazino. Todo deliciosamente exquisito. Volveré para probar otros platos.
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