Fuimos a tomar un postre después de un almuerzo y lo que encontramos nos encantó. Un lugar pequeño que es un atentado contra los sentidos del ver, oler y degustar. Todo se veía muy bien, nos atendió uno de los dueños de origen francés y nos explicó alguno de los postres. Probamos un mouse de chocolate que tenía una base crocante de chocolate con almendras creo y que estaba genial. La buena noticia es que me dijo que abrirán en Punta Pacifica pronto. Mi única queja sería que está muy pequeño y tuvimos que esperar para obtener una mesa pero es lo que sucede cuando lo que haces es muy bueno.