Es una súper descarga de azúcar. Los nombres y la decoración con un diablo rojo adentro son muy creativos. Pero al final no es más que un raspado con nombre pifiado, precio de turista y un exceso de azúcar. Lo peor es el calor en el local que no tiene ni un extractor de aire, al menos no a l vista. Para los turistas muy bueno. Para los locales, prefiero al típico raspadero de a pie a la mitad del precio