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Servicio
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Entre gustos... no hay disgustos... Para empezar, tenemos que confesar que no somos amantes de la gastronomía molecular en su versión de espumas, geles y emulsiones; por tanto, nuestra reseña se debe tomar con discreción. Quisimos asistir a este restaurante por la buenas reseñas que recibe; para probar un poco de todo, ordenamos unos platos del menú y, por otro lado, un menú degustación. Como entrada, un plato de frijoles, que tenían un toque dulce aportado por sandía; como principal, un mero bañado en espuma. El dulce de la entrada no fue de nuestro gusto y, el mero, aunque en una perfecta cocción que se deshacía en la boca, era opacado por la fuerza de la espuma que lo bañaba. En cuanto al menú degustación, que constaba de 12 platos, podemos resumirlo así: de nuestro gusto total aquellos platillos en los que no había combinaciones de sabores salados con dulces, ni espumas, no así el resto de ellos; para destacar, los 2 postres del cierre. El lugar es pequeño, con 3 mesas y algunas posiciones en la barra, con lo cual mantiene la atmósfera de intimidad a la cual hace honor con su nombre. Ello se presta a que la atención sea muy personalizada, además de alto nivel y conocimiento.

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