La comida en este lugar es auténtica, los perros (todos) con salsa de piña son buenísimos, las arepas, el Toddy y los tequeños me encantan. Los dueños siempre están por allí y viven pendientes de que uno se sienta bien atendido, ellos son un valor agregado en ese lugar. Vuelvo cada vez que puedo y que la dieta me da permiso. El precio es accesible y siempre hay donde estacionar. Recomendado.