Decidimos ir a este restaurante para celebrar el cumpleaños de una amiga, quien tenia antojo de Paella. El lugar esta céntrico y cómodo, sin embargo creo que pueden mejorar la comida, pedimos de entradas varios platos, entre ellos la morcilla que vino quemadita en los bordes y un poco seca, las empanadas gallegas le faltaba condimento y su presentación dejaba mucho que decir. Solo la chistorras y el pulpo gallego mejoraron la situación. Pedimos paella para cinco y en verdad le faltaba el sabor español que todos conocemos.