Buena opción de cocina auténtica regional española, atendido directamente por Alejandro. Entre los distintos platillos que ordenamos, el cocido gallego es tan abundante que da para alimentar a más de un comensal; las chuletas de cordero, siendo que eran de lechal, estaban, aunque muy bien preparadas, demasiado grasosas. El vino de la casa, etiquetado especialmente para el lugar, bien vale la pena por su precio. La variedad de platillos de cocina local es muy amplia, de manera que con toda seguridad repetiremos visita para degustar todo lo que la carta ofrece, sumado a lo que no hay en ella y que se encuentra en el momento.