La comida es rica, abundante y a buen precio. Los platillos tienen una sazón muy sencilla, como la comida de la típica casa de la abuela. El sitio es muy sencillo, nada especial y tampoco el servicio lo es. No es raro tener que limpiar la mesa uno mismo para poderse sentar. Lo bueno es que la comida sale rápido y tienen un surtido amplio de salsas para acompañar el pollo al gusto de cada paladar.