El restaurante tiene dos ambientes. Nos ubicamos en el área alfombrada con asientos tapizados y decoración libanesa más pulida. Siendo temporada baja y día de semana no había más que otro par de mesas ocupadas. El servicio estuvo inmejorable. Los vodka tonics con buen toque de limón. La comida no demoró y el mesero fue atento y servicial. El pan pita puede mejorarse (lo sentí muy delgado); el resto de la comida (un plato mixto para 2) que incluyó hummus, tabule, falafel, cordero, carne y pollo fue de nuestro gusto. El tabule y el postre sensacionales.